martes, 6 de enero de 2015

Bayona, en la Catedral de Sainte-Marie




Son las nueve horas  cuando alcanzo  Place Pasteur y una sensación de familiaridad me rodea. Las puertas de la Catedral de Sainte-Marie se encuentran abiertas en ese momento, y  en su interior se está celebrando una misa cantada en la sala capitular, que ofician cinco sacerdotes franceses. 





Sainte-Marie está situada sobre un cerro que la eleva sobre el Adour y la Nive y sus agujas son la guía que no tiene pérdida.

La catedral románica fue destruida por varios incendios, el principal el sucedido en 1258, cuando reinaba la casa de Champagne pero antes hubo otros, y sobre todo el de 1310 a causa de un rayo.  


Bayona es la capital económica del país vasco francés, y se la conoce como la Venecia de la región. Y lo que admiramos en su Sainte-Marie es el estilo gótico <<flamboyant>> o gótico tardío, ya que su construcción se finalizó en el siglo XVI, con el añadido posterior de sus flechas, esas dos torres de 85 metros de altura, que la dotaron de su identidad en el siglo XIX y obra de un discípulo de Viollet Leduc, Boeswilwad. Acogiendo, entre su piedra ocre de Mosusserolles y blanca de Bidache, el sepulcro de San León, el patrón de la ciudad y obispo de Bayona en el siglo IX, el principal responsable de la conversión de tantos de sus habitantes, los vascos por evangelizar, al cristianismo. 

En la vuelta que me doy alrededor de la misma vislumbro el claustro, uno de los más grandes de Francia pero sin esa singularidad que expresa el de la Catedral de Pamplona, con sus pozos... Hay un belén de barro a tamaño natural y sobre alfombra roja, que suponemos que es un belén únicamente por los animales que se reconocen en él, que será el instante en que mi corazón se quede en un vilo... no en el vilo del amor o del sentido del amor... sino en un vilo entre el desconcierto y la desazón... porque me parece chocarme ahí con la persona de Jon I. Yo no puedo decir ni que lo fuera ni que no lo fuera.... pero comprobaba que a él le sucedía lo mismo... y me dejó ir y yo le dejé ir.