miércoles, 7 de enero de 2015

Bayona, 'Librairie de la Rue en Pente' [en la calle de la pescadería, número 27]



Y una vez situada frente a la <<Librairie de la Rue en Pente>> no supe que pensar... Me quedé algo descolocada porque me resultó menos magnética de lo que yo la suponía... Sólo que si detallo sus componentes... por lo menos, te va a parecer curioso. Había un libro sobre Buda de un escritor francés que se ha especializado en la novelación histórica, José Frèches, y que también ha escrito la biografía de Gandhi. Y un libro cuyo título es <<Le gout de Stendhal>>, escrito en colaboración entre Guy Savoy, un prestigioso restaurador parisiense y Gonzague Saint Bris, que consta de cuarenta recetas inspiradas en sus libros, ya que Stendhal dicen que estaba enamorado de la comida y al que la crítica trata de algo artificial pero no carente de interés. Sólo que sobre ello, había un curioso motivo, porque tú recordarás que H. Gallimard decidió darle mucha importancia desde el principio al aspecto gastronómico, y este motivo era un cartel en papiro que reproducía la invitación al banquete real para 3.000 personas, toda la corte de Versalles, que había organizado Monseigneur le Prince de Condé, en el honor de su majestad el Rey Louis XIV, en su Château de Chantilly, el 23 de abril del año 1671.



 
...  y bajo él las siguientes palabras, tomadas de una carta escrita el 26 de abril de 1671, por Mme de Sévigné, marquesa de oficio, autora de las 800 cartas que se han considerado un monumento literario en Francia, elevando el género epistolar al nivel de obra maestra:
<<Le lendemain, vendredi 24 avril, Monsier Vatel, Maître d'hôtel de Monseigneur le Prince de Condé, se donna mort car les poissons qu'il avait commandes pour le festin, n'étaient toujours pas arrivès à 8 heures. Mais voici ce que j'apprends en entrant ici, dont je ne puis me remettre, et fait que je ne sais plus ce que je vous mande: c'est qu'enfin Vatel, le grand Vatel, maître d'hôtel de Monsieur Fouquet, qui l'était présentemente de Monsieur le Prince, s'est poignardé>>
A la cronista, todo esto -lo que ella sabe- reconoce que se lo había pormenorizado alguien que ni siquiera mencionaré... pero lo que ella nos explica es que Vatel llevaba doce noches sin dormir y le daba vueltas la cabeza... en la cena de la noche anterior había faltado asado en dos mesas, confiándole a un tal Gourville que le ardía la cabeza porque sentía ponerse en peligro su honor y su reputación, tras lo cual ese Gourville sólo se había reído... Pero la circunstancia era la siguiente, había estallado una tormenta y los pescadores malamente podían salir a la mar, así que cuando Vatel recibió al primero de los proveedores y este le explicó que aquellas dos cestas eran todo el pescado que podía conseguirle... Vatel subió a su cuarto, colocó su espada contra la pared y se atravesó con ella el corazón, aunque consiguiéndolo sólo a la tercera puñalada. Al rato Gourville fue en su busca, porque el pescado comenzó a llegar de todas partes... ya que Vatel, en previsión, no se lo había encargado sólo a un proveedor sino a toda una multitud... encontrándole muerto en el charco de su sangre. Pero entonces, la marquesa continúa así su relato.... 
 <<Gourville trató de reparar la perdida de Vatel y lo logró, se almorzó muy bien, se merendó, se cenó, se paseó, se jugó y se fue de caza. Todo estaba impregnado de un mágico encanto, y se percibía en torno el aroma del junquillo [...]>>
El caso es que Luis II, príncipe de Borbón-Condé, había caído en desgracia tras haber participado en una rebelión nobiliaria contra el Rey Sol, y gracias a esta celebración de tres días reconquistó el favor de Luis XIV, y consiguió lo que buscaba, dirigir a sus hombres armados contra el ejercito holandés. El primer día, François Vatel lo había dedicado a la gloria del sol, con un derroche de árboles, pájaros, frutos y mariposas. El segundo representó como el sol destronaba a la noche, fuegos artificiales sobre un lago, que empañaron las nubes... Y el tercer día, era el del festín del pescado, un tributo del dios del mar al sol, que como si se tratará de un castigo por el viejo <<hybris>> de los griegos... tal vez hizo estallar aquella tormenta.